La Cenicienta es un cuento de hadas que cuenta con varias versiones, orales y escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios lugares del mundo. Cada país europeo tiene su propia tradición oral del personaje. En América Latina se extendió a partir de la producción de Disney en 1950. La industria cultural a reproducido en este cuento centenares de años de una tradición que organizó la sexualidad, el cuerpo y el lugar social de cada quien en lugares precisos casi inamovibles.
En el marco de las conquistas sociales, económicas y políticas de principios del siglo XXI en latinoamericano, podemos observar el surgimiento de pequeñas propuestas artísticas de la imaginación creadora de jóvenes artistas que re interpretan el milenario cuanto a la luz de nuevos vientos sociales. Ahora también, los clásicos personajes del cuento de hadas pueden ser diversos. Un príncipe apagado a su madre que no está tan entusiasmado en casarse con Cenicienta, una reina que ocupa el lugar del tradicional rey, una cenicienta dispuesta a emanciparse, y una histriónica madrastra que encarna la cultura trans; sintetizan un enfoque concomitante a la identidad de una audiencia que espera otras Cenicientas para recrear el mundo cotidiano.
Es lo que tuvimos oportunidad de compartir en el pub Jeckill.
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Fernando Pequeño junto a Aramis Escobar y el elenco de Cenicienta. Primera presentación en Bar Jeckill. |
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Cenicienta y la madrastra. Estreno en el Bar Jeckill. |
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Cenicienta y el Príncipe diverso. |
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La madrastra de rojo. La tradición trans encarnada. |
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Todo el elenco de Cenicienta. |
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Amigos del elenco al finalizar la obra, en el escenario de Dr. Jeckill. |
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