miércoles, 24 de septiembre de 2025

¿Influencers o Militantes? El Dilema del Campo Popular en la Era del Algoritmo

¿Se combate a un influencer con otro influencer? En el marco de la presentación de su libro "Tiranía 4.0", el periodista Adrián Murano dialogó con el filósofo Santiago de Salterian sobre las estrategias del campo popular frente al ascenso de la ultraderecha. El debate desnudó una tensión central: mientras Salterian planteó la necesidad pragmática de usar las mismas herramientas digitales que el adversario, Murano advirtió sobre el riesgo de mimetizarse y propuso construir una alternativa real. Este ensayo recupera un contrapunto clave para entender la política en la era del algoritmo.


Resumen de audio

  


Adrian Murano (izq) y Santiago de Salterian (der)

En el bar Alta Región, ubicado en Santa Fe 206, se gestó un debate para entender la política contemporánea. El encuentro, organizado por el Programa CENSUADOS y la Asociación Miguel Ragone, tuvo como propósito central divulgar las ideas del periodista Adrián Murano, plasmadas en su libro "Tiranía 4.0". La charla se centró en analizar cómo la tecnología está redefiniendo el funcionamiento de la democracia y, en particular, cómo facilitó el ascenso de una figura como Javier Milei al poder. Para enriquecer esta discusión, se propuso un diálogo entre Murano y el pensador local Santiago de Salterian, cuya presentación, a cargo de Fernando Pequeño, anticipó la profundidad del contrapunto.


Elia Fernández conductora del programa Censurados presenta a Adrián Murano. Periodista egresado de la escuela TEA, quien ha desarrollado una notable carrera en diversos medios, incluyendo radios y llegando a ser secretario de redacción en la cooperativa "Tiempo Argentino". Es autor de tres libros significativos: el primero, "Banqueros", donde profundiza sobre quiénes detentan el poder real en Argentina; el segundo, "El agitador", que narra una historia no contada sobre la chacrera; y el tercero, motivo del encuentro, "Tiranía 4.0. Algoritmo de una democracia hackeada". En esta última obra, analiza y problematiza el ascenso del fenómeno Milei al poder, no solo desde el contexto social y económico, sino poniendo un fuerte énfasis en el rol de la tecnología y cómo el algoritmo se ha transformado en un instrumento clave para manipular la opinión pública.

A continuación, Fernando Pequeño, presidente de la Asociación Ragone introdujo a Santiago como un "pensador multifacético y comprometido con su tiempo", un educador y ensayista cuya trayectoria lo posicionaba como la voz ideal para el diálogo. Destacó su formación en filosofía, complementada con estudios en ciudadanía digital, informática y psicología social, saberes que le otorgan una perspectiva única para analizar el fenómeno en cuestión. Pequeño subrayó la vocación de Santiago por explorar formatos diversos como videoensayos y podcasts, y su interés en temas que conectan directamente con la tesis de Murano: la ética informática, la cultura hacker y el anarquismo. Su rol, concluyó, era aportar una "perspectiva intergeneracional" a una de las preguntas más urgentes de la actualidad: ¿cómo hizo la ultraderecha para ganar en el campo digital y qué respuesta puede construir el campo popular?.


El diálogo se articuló en torno a una provocadora pregunta formulada por Santiago, que refleja un debate interno que ha mantenido con sus colegas: "¿Debería la oposición (el campo popular) adoptar las mismas herramientas y estrategias que la ultraderecha, como 'fabricar un influencer popular', para combatirla y sacarla del poder?". Santiago partió de una premisa clara: el éxito de la ultraderecha se debe a su uso eficaz de las tecnologías digitales. Sostuvo que Milei no ganó con el trabajo territorial tradicional, sino actuando y autopercibiéndose como un influencer. Desde una lógica pragmática, concluyó que si se quiere derrotar a un influencer, se necesita otro influencer, aunque este no sea el ideal de liderazgo político. Para Santiago, la inacción o el purismo ideológico son contraproducentes ante la urgencia de "sacarlo" del poder, y lamentó que el campo popular carezca actualmente de una figura capaz de ocupar ese rol de manera efectiva.



Frente a esta interpelación, Adrián Murano ofreció una respuesta contundente y matizada. Su tesis principal fue un "no" rotundo a la idea de la mimetización: "el mejor antídoto contra un 'influencer' como Milei no es crear otro 'vendedor de cosas' en el campo popular". Para Murano, el problema no reside en la herramienta tecnológica en sí, sino en su objetivo. Utilizando la metáfora de la pala, explicó que el algoritmo puede usarse con fines extractivos o propositivos. Imitar al adversario, argumentó, es caer en la trampa de proponer "lo mismo" y no una alternativa real, una estrategia que históricamente ha llevado al campo popular a "achicarse". Aunque aceptó la definición de Milei como un "vendedor", rechazó que la solución sea encontrar a "otro vendedor". En su lugar, abogó por usar la tecnología para que una propuesta política diferente llegue a la mayor cantidad de gente posible, combinando la acción digital con estrategias territoriales, como los "cabildos abiertos" que ya están mostrando resultados.

Murano profundizó su análisis explicando que Milei es el "experimento más completo" de lo que él denomina la "Tiranía 4.0". Esta tiranía no es el presidente, sino el algoritmo: un método y un entorno omnipresente, propiedad de un puñado de corporaciones, que "hackea" la democracia al manipular la voluntad popular. El ascenso de Milei, un personaje descrito como carente de empatía y cortafuegos emocionales, fue posible porque su perfil "revulsivo" lo convirtió en un producto ideal y eficiente para el sistema que busca viralización y negocio. Además, Murano desmitificó la idea de un voto puramente juvenil, revelando que los jóvenes, influenciados por las redes, se convirtieron en "influencers territoriales" que persuadieron a sus padres y abuelos, replicando el "cuerpo a cuerpo" en el seno familiar.


Conclusión: El Uso de Herramientas del Siglo XXI en el Campo Popular

El diálogo entre Santiago de Salterian y Adrián Murano en Alta Región trascendió la mera presentación de un libro para convertirse en un debate estratégico de primer orden. Santiago, desde el pragmatismo, planteó la disyuntiva de usar las armas del enemigo para ganar una batalla que considera urgente, aunque ello implique concesiones ideológicas. Murano, por su parte, advirtió sobre los peligros de la mimetización, instando a no confundir el uso de una herramienta con la adopción de la lógica del adversario. La conclusión que se desprende no es una respuesta única, sino una tensión productiva: el campo popular enfrenta el desafío ineludible de dominar el lenguaje y las herramientas del siglo XXI, pero no para crear un reflejo de su oponente, sino para construir y difundir una alternativa genuina y transformadora, capaz de disputar el sentido común tanto en el algoritmo como en el territorio.



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